Susurrarte al oido, que puedo...

Nunca he tenido la virtud de ser paciente, 

de esperar sentado a que me arrastre la corriente.

Nunca he tenido esa fuerza interior

que me haga mirar hacia el suelo,

cuando estoy subido en tu balcón.

Tengo vértigo, 

y carezco de ese músculo,

que hace tirar para delante cuando el miedo me invade.

Muchas veces me contradigo,no se si hacerlo o deshacerlo,

soy incapaz de calzar mi pie y dar ese primer paso,

esa primera zancada,ese primer metro 

y cuando por fin lo tengo claro,

mi pierna no hace el resto y es incapaz de moverse del sitio.

El miedo se me apodera, empiezo a sudar, 

me tiemblan las piernas,

las manos  y los dedos.

El pulso se me dispara y soy incapaz de articular palabra.

Ya no hay nada que me calme,

nada que me haga esperar,

que el vértigo se esfume,

ahogando al miedo a su salida,

y aunque no tenga la fuerza de otros días, 

se que pronto, mía alma sera tuya.

21 gramos de mi vida se irán,

filtrándose entre grietas y heridas.

Fundiéndose en tu sangre,

latiendo en tus pupilas.