Cogiendo fuerza,volando alto,surcando el cielo...









Cada vez mas cerca de esa letra de distancia.


Hay veces que las oportunidades llegan cuando menos lo esperas, cuando ya has tirado la toalla, cuando has visto como te cerraban esa puerta en tus narices y la siguiente que tenias para abrir, estaba a kilómetros de distancia. De repente ante tus narices se deja ver esa puerta que antes una espesa cortina cubría, y ves como se abre ante ti, dejándote paso, adentrándote en un nuevo cambio en tu vida, una nueva experiencia, una nueva oportunidad para conseguir lo que te has dado cuenta hace poco que quieres que sea tu futuro, aquello en lo que no pensaste cuando eras mas joven y tenias que dar el paso, aquello en lo que por miedo, por desconocimiento, o simplemente por que no estabas preparado dejaste pasar y tiraste por lo que mas cerca tenias. Aquellos cables que escogiste en un principio y que hoy por hoy, es de lo que mas te arrepientes.
Pero aquello ya queda muy, muy atrás, y como no se puede volver al pasado y arreglarlo, lo único que queda es intentar arreglar el pasado en este presente, y que hoy se me presenta como futuro. Esa puerta significa muchísimo mas de lo que aparenta, es una salida, una escapada, una oportunidad para ser realmente feliz, un cambio de vida. 
La vida es cambio y hoy he dado el paso. Me queda aun mucho camino por delante, muchas puertas que se cerraran o se abrirán, muchas piedras con las que tropezar pero ese es el cambio de la vida, no dejar de luchar por lo que ansias, por lo que quieres para ti, y por lo que te hace feliz.

Dieciseis años ya...

Como tantas otras veces llego una tremenda tormenta, típica del  verano, pero esta no iba a ser una tormenta mas. Aquel septiembre de 1997 nos dejaría marcados a todos los habitantes  de Velilla, aquel septiembre llovió tantísimo que todos los barrancos del monte colapsaron su destino final,inundando la calle Jose Antonio, que quizás desde aquel día cogió mas fuerza que nunca su nombre popular, calle El barranco.
Recuerdo que, una enorme lengua de agua, barro, maleza, piedras, y todo lo que encontraba a su paso descendía por mi calle, yo y mi madre en el balcón acojonados, hablando claro, mi madre con las manos en la cabeza gritando: ¡Ay dios mío! y las lagrimas saliendose de las cuencas de sus ojos. Por aquella calle tranquila, bajaban como papeles empujados por el viento, tres enormes aperos de labranza. Verlos bajar entre barro y piedras le descompuso a mi madre. Me hizo despertar a mi padre, que estaba durmiendo después de haber venido de trabajar, para que echara yeso en las rendijas  de debajo de la puerta del almacén, para evitar en la medida de lo posible que entrara agua. Que afortunados fuimos...
Por aquel barranco de 1997 bajaban macetas de los porches de mis vecinas, sillas de casas en las que el agua había reventado la puerta y las había sacado a la calle, papeleras arrancadas, toneladas de tierra... Todo, sin oponer resistencia, todo en dirección al río.
Decenas de casas inundadas, cosechas de almendras desaparecidas, macetas y muebles en casas ajenas, paredes reventadas, enseres y coches flotando... Recuerdo la desesperación en los ojos de la gente, recuerdo a Jose Luis llamando a su mujer, que como en otras ocasiones no se había asomado a la ventana del primer piso a ver la barrancada, y aquello no le olía bien. Jose saco su palera y con el cazo lo paso cruzando el barranco para que entrara en su casa en busca de su mujer. En algunas zonas el agua había superado el metro de altura, a ella la pillo en el baño, se tuvo que subir a los bordes de la bañera y así poder salvar su vida.
En la calle La virgen, cuando flojo el temporal, se dejaron ver las toneladas y toneladas de arena que la barrancada había arrastrado hasta allí. A Lucí le reventó la pared de su casa que da al huerto del cura, con todos sus enseres arrastrados a aquel huerto, su coche flotaba ante tanta cantidad de agua en medio del garaje...
Esa misma noche bomberos y vecinos no cesaron de sacar agua y barro con bombas de achique, cepillos y palas, si no me falla la memoria creo recordar que nos quedamos sin luz a causa de tal tormenta, haciendo aun mas duras las tareas de limpieza.
Aquello fue bestial, y no te das cuenta del poder que tiene la naturaleza, hasta  que te lo demuestra ante tus ojos.
16 años ya de aquel septiembre, 16 años ya, como pasa el tiempo...