A mis nueve años me operaron. Recuerdo esa fecha perfectamente, recuerdo llorar desconsoladamente en el baño de aquella habitación del hospital, recuerdo repetirle y repetirle a mi madre que no me dejara solo, que no se fuera...
También recuerdo lo bien que me lo pase conforme me iba aclimatando, gracias a esa sala de juegos y gracias a los demás niños..
Finalmente todo fue muy positivo para mi, los últimos días me divertí muchísimo, reí, jugué... Y lo mejor de todo salí de allí para no ponerme nunca mas ese puto esparadrapo en el ojo.
¿Y por que os cuento todo esto, estaréis pensando?
Pues bien, hace ya unos días que mi ojo vago esta mas vago que nunca.
Hace mucho tiempo llegue incluso a no necesitar ya las gafas de continuo, solo para leer, ver la tele, estar con el ordenador...
Pero el inútil de mi, las dejo en un cajón al olvido, y allí se quedaron. Hoy vuelvo al sitio donde me revisaban la vista, donde me echaban las gotas, donde me ponían horribles artilugios en los que se movían cristales de diferentes graduaciones y tenia que jugar a acertar letras en una pared iluminada. Hace unos meses que me he dado cuenta que mi ojo vago ya no ve como antes, ya no distingue letras de lejos, solo ve borroso.
Y mi temor hoy se confirma, media en el bueno y tres en el malo...
Así que gafas otra vez, que le vamos hacer, así es la vida. Tampoco es que me duela mucho, si hay que llevarlas hay que llevarlas, lo que me duele en lo mas profundo es que un día llegue a recuperar esa visión de mi ojo izquierdo, la recupere al 100%.
¿Sabéis que? Que se me esta bien, por espabilado, por dejarlo todo al olvido como siempre...
No ponemos remedio a las cosas hasta que no nos comemos la pared, vemos la herida, y nos vemos la sangre.
Mira que llegamos a ser tremendamente estúpidos.
¡¡¡Mira que fui y soy estúpido!!!